-1: Alberto Savinio:

Alberto Savinio habla sobre el liberalismo en la pag. 112 de su  “El destino de Europa”, traducción de Elcio Di Fiori, 1° edición, Barcelona, Editorial Bruguera, 1984: 

 El liberalismo  (o se nos antoja también: el progresismo):

  “15 diciembre 1944: …El liberalismo no es un partido político…no es una forma política y menos aún una fórmula política; es algo menos tornadizo, más profundo y firme. Liberalismo es la meta superior del hombre. Es el hombre de cintura para arriba, es el hombre desde el corazón hasta el cerebro. Liberalismo es el hombre de sentimientos y pensamientos, en contraposición al de las necesidades y los instintos. Liberalismo es el hombre que vive a un tiempo para sí y para los demás, el que piensa por igual en sí mismo y en los otros. Es el hombre que se excede en el cumplimiento de su deber, es decir, cumple con el deber de todo honesto ciudadano, se somete a ese deber y actúa como aquel de quien “nadie puede decir nada”, y siente al propio tiempo un deber más amplio, no está dictado por la ley ni escrito en los códigos, un deber más allá del deber, un deber libre para con el prójimo y toda la humanidad.

 Liberalismo es la “fantasía” del deber, es el “lirismo” del deber. Es un cristianismo laico y más manso, menos inflamado y patético, menos doliente, aunque, sin embargo, más activo, más útil y sustancialmente más humano, terrenal y civil. Liberal es el que desea y obra por el bien ajeno, sin hacérselo pagar con sufrimiento; es la humana fraternidad entendida de modo limpio, decoroso y digno, esto es, exenta de patetismo y dolorismo, de dostoyevskismo, pauperismo y espectacularidad. Liberal es quien actúa no sólo por el bien de sus familiares, conocidos o connacionales, sino por el de personas lejanas y desconocidas, como los niños patagones necesitados de ayuda, los coreanos adultos pero sufrientes, las viejas malgaches tratadas de manera inicua”

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/e/e9/Alberto_Savinio.jpg/220px-Alberto_Savinio.jpg

2- https://progressive.international/about/es

3- Progressive international:

En diciembre de 2018, el Movimiento Democracia en Europa 2025 (Democracy in Europe Movement, DiEM25) y el Instituto Sanders hicieron un llamado abierto a todas a las fuerzas progresistas del mundo para constituir un frente común.

“Es hora de que lxs progresistas del mundo nos unamos.”

La Internacional Progresista atiende a ese llamado. Conectamos, organizamos y movilizamos a las fuerzas progresistas detrás de una visión común de un mundo diferente.

Nuestra visión

Aspiramos a un mundo que sea:

  • Democrático, donde el pueblo tenga el poder de dar forma a sus instituciones y sociedades.
  • Descolonizado, donde todas las naciones determinen su destino colectivo libres de opresión.
  • Justo, que repare la desigualdad en nuestras sociedades y los legados de nuestra historia.
  • Igualitario, que sirva los intereses de muchas y no sólo de pocas personas.
  • Liberado, donde todas las identidades disfruten de los mismos derechos, reconocimiento y poder.
  • Solidario, donde la lucha de cada unx sea la lucha de todxs.
  • Sostenible, que respete los límites planetarios y proteja a las comunidades en primera línea.
  • Ecológico, que ponga a los seres humanos en armonía con su hábitat.
  • Pacífico, donde la violencia de la guerra sea sustituida con la diplomacia de los pueblos.
  • Postcapitalista, que recompense todas formas laborales mientras se elimina el culto al trabajo.
  • Próspero, que invierta en un futuro dichoso de abundancia compartida.
  • Pluralista, donde la diferencia sea celebrada como una fortaleza.

Visita nuestro Directorio aquí.

Contacto

Si tienes alguna pregunta o comentario, por favor escríbenos a info@progressive.international y unx integrante de nuestro equipo se pondrá en contacto contigo.

4- Posible noción de Progresismo acerca de Thomas Mann:

Para finalizar con “El  triunfo final de la democracia”: en  una sala de conferencias  en el Berlín de 1930, el día 17 de octubre Thomas Mann expone “Un llamamiento a la razón”:

  Hay que recordar el estado social-político de  Alemania en esos días, el partido nacional-socialista se convierte en el segundo partido político del país con 107 escaños, después de las elecciones de  septiembre.

 T.Mann recuerda las ominosas clausulas del Tratado de Versalles y la crisis mundial que había hecho eclosión en 1929.

“La forma…es afín  al espíritu, el cual también conduce  al hombre hacia lo socialmente mejor. Y el arte anula el contraste entre idealismo y socialismo”

 “No hace falta ser marxista ni materialista para comprender que el sentimiento y el modo de pensar políticos de las masas están determinados ampliamente por su situación económica, las cuales los traducen en crítica política, como si un filósofo enfermo tradujese sus achaques fisiológicos, sin remedio ideal, en una crítica de la vida. Es, de seguro, exigir demasiado pretender de un pueblo, económicamente enfermo un modo sano de pensar en política”

 “Yo soy hijo de la burguesía alemana y jamás desmentí las tradiciones espirituales que se sobreentienden como de tal procedencia; mi labor descansaba sobre la simpatía de una vasta civilización burguesa alemana, es decir, sobre la confianza ética de aquella Alemania que sigue siendo decisiva para la conducta interior, para completar el cuadro espiritual de Alemania. No hago más que pagar confianza con confianza cuando, con mi confiado soliloquio, me dirijo a la burguesía alemana, no como hombre de clase ni tampoco como partidario de algún círculo de intereses político-económicos; ni soy hombre de clase, ni pertenezco a ninguna de ellas”

En este último párrafo escribe tres veces “burguesía alemana”, creemos que la repetición no es casual, además del concluyente “ni soy hombre de clase”. El pensamiento usual de izquierda diría que era un hombre de clase… burguesa, cual otra; pero un ciudadano y escritor de la talla de Thomas Mann no escribe tales cosas porque sí, no está de más intentar aclarar a nuestro entender que se refiere a que no responde a una clase en particular, dado que su tarea era eminentemente progresista, vaya al fin la palabra, en el sentido que se le daba en esa época y el que debiera seguir teniendo hoy en día.

Thomas Mann, defensa de Georg  Lukacs:

En 1920 sucumbió la república soviética de Hungría y Lukács (comisario de Instrucción Pública) huyó a VienaLas autoridades austríacas lo encarcelaron en octubre, atendiendo a una solicitud de extradición. Su fama intelectual era tal que en noviembre apareció un manifiesto en favor de su liberación, firmado por Heinrich y Thomas MannRichard Beer-HofmannRichard DehmelPaul ErnstBruno FranckMaximilian HardenAlfred Kerr. Thomas Mann fue todavía más lejos y en 1929 escribió una carta abierta al canciller federal austríaco, Ignaz Seipel, solicitando asilo político para Lukács.10​  (Wikipedia)

Zentrlabild/Sturm.3.7.1952.Ausserordentliche Tagung des Weltfriedensrates vom 1.- 5.7.52 im Haus der VAB in Berlin.UBz:: Der ungarische Schriftsteller Prof. Georg Lukacz im Gespräch mit Stalinfriedenspreisträgerin Anna Seghers. Wikipedia:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/4/40/Luk%C3%A1cs_Gy%C3%B6rgy.jpg/220px-Luk%C3











Animemonos a introducir una parte de un escrito de Thomas Mann respecto de Goethe para amplificar con otro panorama y por qué no enriquecer nuestras probables definiciones y descripciones de «progresismo»:

En 1932 Thomas Mann pronunció un discurso con motivo del centenario de la muerte de Goethe: “Cervantes, Goethe, Freud”, Buenos Aires, Editorial Losada, marzo de 2004, página 124 y l25:

 “(Goethe) profesó un imperialismo desinteresado, propio de un espíritu superior, que consideraba la libertad como un factor de grandeza y cuyo apostolado sobre la literatura universal tiene sus raíces en esa misma calidad mental. De este modo, lo burgués se incorpora a través del utopismo técnico racional al patrimonio universal, transformándose, si se quiere dar a la palabra un significado general y no dogmático, en lo comunista… El burgués está perdido y no logrará establecer contacto con el nuevo mundo que comienza si no se siente capaz de sustraerse a las inclinaciones asesinas y a las ideologías antinaturales  que le dominan y declarar, en cambio valientemente su fe en el porvenir. (Escrito en 1932….)

 El nuevo mundo, el mundo social, el mundo organizado y estructurado, en el cual la humanidad se verá libre de penas infrahumanas innecesarias y contrarias a la razón: ese mundo vendrá y será la obra de esa gran sobriedad que ya profesan como una fe todos los espíritus aptos, hostiles a una sensibilidad corrompida y sórdida, propia de pequeñoburgueses. Vendrá porque tiene que existir, o, en el peor caso, porque se producirá a raíz de una revolución violenta un orden exterior y nacional conforme al grado de madurez alcanzado por el espíritu humano, que permitirá recobrar el derecho a la vida y la tranquilidad de la conciencia. Los hijos preclaros de la burguesía, que fundándose en ella se desarrollaron en un sentido espiritual y superburgués, son testigos de que lo burgués encierra posibilidades infinitas, posibilidades de ilimitada auto liberación y auto superación. Nuestra época acude a la burguesía para que tenga conciencia: de esas posibilidades que le son ingénitas y se resuelva a utilizarlas espiritual y moralmente. El derecho al poder depende de la misión histórica de que uno se siente y se puede sentir portador; quien lo niegue y no esté a la altura de esa misión tendrá que desaparecer o renunciar a favor de otro modelo humano libre de prejuicios, compromisos y cadenas sentimentales que, a menudo, incapacitan a la burguesía europea para orientar al Estado y a la economía hacia un mundo nuevo. Es indudable que el crédito que la historia concede, todavía, hoy es cada vez a más corto plazo y se basa en la fe no extinguida aún de que la democracia es capaz de aquello de que se dicen ser capaces sus enemigos empecinados en alcanzar el poder, esto es, de asumir esa orientación hacia lo nuevo y lo venidero. No con enorgullecerse de sus hijos ilustres se hace la burguesía  digna de ellos. El más grande de todos, Goethe, ya lo advierte:  «Huid de las cosas fenecidas. Amemos lo que vive»