Texto extraído de “El drama de Polonia “(The black book of Poland). Editorial Claridad, Buenos Aires, primera edición, enero de 1945: relato del tratamiento que dió Alemania a Polonia desde la terminación de las hostilidades el 6 de octubre de 1939 hasta fines de junio de 1941. En el Apéndice IV, pagina 482, figuran los detalles del informe del Ministro Polaco del Interior, Sr. Mikolajczyk en la reunión con Brendan Bracken del Ministerio de Información Británico.

 Dice:”….Ciertamente que se sentirá usted impresionado por el número de ciudadanos polacos que han sido fusilados o muertos de otro modo y que llegan a los 400.000. Es casi seguro que este cuadro sea en realidad más alto todavía, pero yo he dado solamente cuenta de aquellos casos que son absolutamente evidentes. Hace un año que esa estadística llegaba a 80.000, más tarde llegó a 100.000 y en los últimos meses alcanzó los 400.000 el total de polacos y judíos muertos. Hay dos razones para este pavoroso aumento. El primero es la tremenda ampliación de los métodos terroristas aplicados a los polacos; el segundo es el principio de una completa exterminación de los judíos. El curso del terror alemán se levanta generalmente o como un preludio de una ofensiva alemana o en algunos casos para provocar una resistencia que destrozan violentamente…Pero todavía hay otra razón. El territorio polaco separa a Alemania de la zona de lucha del frente oriental; por este motivo, los alemanes están particularmente interesados en dominar a los polacos. Y aún hay otra razón más: que los métodos terroristas aplicados por los alemanes en Polonia, tienden a exterminar lo más rápidamente a toda la población polaca para que en lo posible se pueda incluir todo el territorio dentro del Lebensraum como una tierra libre de todo vestigio de vida y cultura polacas. Esto explica la permanente ferocidad del terror alemán en Polonia, que, junto con un sistema económico, social y político destructivo, ellos creen serán los mejores medios para liquidar completamente todo rastro de ese país. Los alemanes se sintieron más decididos a llegar a una exterminación completa debido al fracaso en su intento de ganar a toda Polonia en 1939 y por haberse rehusado los polacos a unirse a la cruzada antisoviética de 1941, cosas que se probaron hasta la saciedad, pues no hay ninguna forma o posibilidad de quebrantar o desmoralizar a Polonia. Parece imposible que se pueda hacer desaparecer a un pueblo de 35 millones de almas, pero el cuadro de más de dos millones y medio de personas que han desaparecido desde 1939, incluyendo los 550.000 muertos, prueban que no lo es. Eso no toma en cuenta las perdidas infligidas a la nación por el desastroso descenso de la natalidad y el incremento de las defunciones debido a las epidemias y al sistema de aprovisionamiento de ración de hambre implantado, que son las “bendiciones del Nuevo Orden de Hitler”.  Por esto es por qué mi país se dirige muy urgentemente a vuestro Gobierno y a todos los Gobiernos Aliados pidiendo: primero, la apertura de un segundo frente para conseguir una rápida derrota de Alemania, y segundo, empezar sin demora el desquite contra la nación alemana, una nación que entiende solamente el lenguaje de la inmediata retribución de los crímenes.

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Entonces, referente al Segundo Frente: existe el maniqueísmo de adjudicar únicamente a los soviéticos la urgencia por el segundo frente, al Presidente Roosevelt, a la resistencia comunista en Europa, etc., etc. Se ha visto aquí el pedido del gobierno polaco en el exilio.

Referente a la” rendición incondicional”: mucho antes de que la fórmula del Presidente Roosevelt fuera expresada, los polacos tenían bien claro el devenir de Alemania respecto a cualquier tipo de rendición que no fuera incondicional.

Referencias: ver Robert Sherwood: “Roosevelt y Hopkins, una historia intima”, tomo 1: “Del New Deal a Pearl Harbor”, 1° edición, Barcelona, José Janes Editor, 1950; pag 350, traducción de Juan G. de Luaces:

”Por raro que pareciera en él, Beaverbrook se mostró vehemente propugnador de una ayuda inmediata y sin regateos a la URSS y fue desde entonces un ardoroso, persistente y a veces embarazoso (para Churchill) propugnador del Segundo Frente”.

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O cuando Wendell Willkie visitó la URSS en 1942, vemos  en la obra de Alexander Werth, periodista inglés nacido en Rusia: “Rusia en la Guerra” Tomo 1, Barcelona, Bruguera, junio de 1969, traducción de Jorge de Lorbar, página 556:

https://images.findagrave.com/photos/2019/147/6441513_2656acc7-b1a8-40a5-b6cd-f10b9bc12fbe.jpeg Alexander Werth

 “Willkie llegaba en calidad de representante personal del presidente Roosevelt. La actitud del visitante hacia la URSS contrastaba, desde el punto de vista soviético, muy favorablemente con la de Churchill….Willkie sugirió varias veces en el curso de su estancia que Roosevelt era por completo favorable a un Segundo Frente en 1942, pero que había encontrado la oposición de los generales británicos y del propio Churchill”

 Dice Willkie: “…las cosas no se hallan en un estado tan desesperado como pudiéramos haber imaginado, Egipto marcha bien y los rusos aguantan, incluso Stalingrado sigue en sus manos. No tengo inconveniente en decirle que al salir de Washington, se cumplen ahora cinco semanas, el presidente me indicó: “Quiero hacerle una advertencia. Ya sé que es Usted decidido, pero puede que cuando llegue a El Cairo la ciudad esté a punto de caer y quizás aparezca en Rusia en el momento de un derrumbamiento soviético”.  Sugerí a Willkie que, probablemente, el presidente Roosevelt no era informado desde Moscú con la competencia que el caso requería (y al decirlo no apartaba mi mente del pensamiento a los pesimistas de la Embajada de EEUU, especialmente al general Michela y al coronel Park) a lo cual Willkie asintió con la cabeza. Hablando del Segundo Frente, él creía que se corría un terrible riesgo posponiéndolo hasta el año 1943, porque ¿ y si entretanto quedaba reducida a cero la capacidad ofensiva de los rusos ¿…..El mismo día, Willkie hizo unas declaraciones ante la Prensa anglo-norteamericana acreditada en Moscú, en las cuales habló con auténtica emoción del espíritu ruso de sacrificio que había observado por doquier y luego pronunció el famoso párrafo, que no tardaría en producir un montón de problemas:   “Personalmente estoy convencido ahora de que podemos ayudarles estableciendo un auténtico Segundo Frente en Europa, de acuerdo con la Gran Bretaña y en el momento más inmediato que aprueben nuestros jefes militares. Y quizás algunos de ellos necesiten  algún aguijoneo público “