La siguiente es  la perspectiva de un diplomático profesional, Joseph  Grew, embajador de EEUU en Japón desde1933 a 1941, en su libro  “10 años en el Japón”, Buenos Aires, Peuser, 1945; traducción de Isidoro Gelstein. 

 Nota de octubre de 1940: “…En cuanto a la consunción de la energía nacional del Japón, jamás habrá paz en el Lejano Oriente a menos que los militares japoneses lleguen a ser desacreditados y esto sólo podrá ocurrir cuando el poderío  militar del Japón haya sido considerablemente debilitado”

 Durante la década del 30 ya habían ocurrido ataques japoneses a misiones  religiosas  y a un hospital norteamericano  y el ataque y hundimiento de la cañonera  “Panay”. Ya después de Pearl Harbor, véase la nota del 17 de febrero de 1942: “El Japón debe ser  totalmente derrotado”:

 “Convoqué hoy a una reunión de todo el personal y los puse al tanto de los progresos realizados en las gestiones para nuestra evacuación. Les hablé asimismo de mi absoluta seguridad de que a pesar de los actuales días tenebrosos, nuestro país vencería por último sin duda alguna y les leí el siguiente pasaje de mi diario:

» Regresamos a nuestro país para ocupar cualquier puesto en el que seamos requeridos o para tener la oportunidad de contribuir a la segura victoria final de los Estados Unidos en esta guerra y con la firme convicción de que, a pesar de los éxitos iniciales de las potencias del Eje, un cálculo espantoso de la derrota eventual de estas potencias es tan matemáticamente seguro como la ley de la gravedad. Por su propio bien, por el bienestar y la futura seguridad de los Estados Unidos y por el bienestar y la seguridad futura de la civilización mundial, el Japón debe ser totalmente derrotado, pues sólo de este modo, en las actuales circunstancias, pueden ser sus fuerzas armadas, su maquinaria y su sistema militar completamente desacreditados y liquidados, y la nación japonesa encaminada permanentemente por los senderos de  la paz. Por mucho que dure este proceso, por mucho que exija “sangre, sudor y lágrimas” de los americanos no habrá renunciamientos en esa tarea esencial hasta que sea por último completada en forma efectiva…”    (Lo  resaltado es nuestro)

 En sus “Palabras finales para el pueblo americano” pronunciadas por radio y transmitidas  por la CBS el 30 de agosto de 1942 dice, después de recordar las atrocidades en la toma de Nankín y Hong Kong y hacer un resumen de sus vivencias como embajador:

 “…Cuando atacan (los japoneses) no se previenen para una derrota, no dejan el camino abierto para la retirada. Atacan con toda la fuerza y el poder de que disponen. Y continuarán luchando del mismo modo hasta que sean completamente destrozados. Quebrantaremos esta máquina y esta casta y este sistema a su debido tiempo, pero si nosotros los americanos creemos que, colectiva e individualmente, podemos continuar el curso normal de nuestras vidas, dejando el espíritu de abnegación para nuestros soldados y marineros, permitiendo que la intensificación de nuestro programa de producción tenga lugar por sí mismo, correremos, sin lugar a dudas, el peligro de un empate en la guerra con el Japón. Les digo esto ahora a la luz de mis diez años de experiencia  en el Japón, mi conocimiento del poder del ejército y de la armada japonesa y de la resistencia y el espíritu combativo de los japoneses. Siento que es para mí un deber ineludible decir esto a mis compatriotas. Conozco a mi propio país mucho mejor aun que al Japón y no tengo la mínima sombra de duda de nuestra victoria eventual. Pero no deseo ver este nuestro período de “sangre, sudor y lágrimas”, “indefinida e innecesariamente prolongado”. Este período será prolongado sólo si nuestro pueblo no comprendiera la verdad de lo que acabo de decir, que tenemos que luchar contra una poderosa maquinaria combativa, un pueblo cuya moral no puede ser, y no será quebrantada aun por sucesivas derrotas; que no será quebrantada con toda seguridad por las opresiones económicas, un pueblo que, individual y colectivamente, sacrificará con  todo placer su vida por su Emperador  y  por su nación, y que sólo puede ser derribado por tierra mediante una derrota física total, mediante su material expulsión de las zonas que ha conquistado temporariamente o mediante un desgaste progresivo de su poder naval y su marina mercante, lo cual resultará por último en el aislamiento de sus islas de toda conexión y acceso a aquellas zonas exteriores, mediante una completa derrota en la batalla…”   (Lo resaltado es nuestro) Escrito en 1942.

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 Hay toda una serie de matices que a nuestro entender  iluminan  la cuestión de “rendición incondicional”,  en los Diarios del diplomático Ulrich von Hassell, uno de los principales integrantes de la Resistencia al régimen nazi. Citas de “Hitler debe morir” (Diarios, “De la otra Alemania”), 2° edición, Montevideo, Caracas, Editorial  José Janés Americana, 1952; traducción del alemán por  J.Rauter y A.Pous:

  En fecha tan temprana como el 2 de agosto de 1941 registra  la resistencia de los rusos y la certeza de que la guerra durará mucho tiempo y en debates con sus compañeros la idea que  un gobierno decente no lograría una paz honrosa porque “los adversarios ven ya la posibilidad  de derrotar totalmente a Alemania”  (y esto con un EEUU todavía neutral)…” expliqué a….el 29 de junio, que toda petición extranjera para un cambio de sistema produciría efectos contrarios. Un cambio de régimen era una cuestión puramente alemana. Para nosotros  sólo se trata de tener la seguridad de que el bando contrario no se aprovechará de un cambio de sistema, sino que estará dispuesto a  llegar a una  paz prudente…”

 30-8-1941: “…los ocho puntos de la declaración Churchill-Roosevelt  (Carta del Atlántico) exteriormente recordaban mucho los catorce puntos de Wilson y nuestros generales podían interpretarlo en el sentido de que Inglaterra y América no solamente luchaban contra Hitler, sino que querían derrotar a la propia Alemania y dejarla indefensa….en conjunto el proceso de identificación de Alemania con Hitler progresaba diariamente en el mundo entero»

 4-10-1941: “…tuve que hacer comprender a Sch.(Schlabrendorff) que no sería posible evitar que llegara un momento en que el pueblo, decepcionado, juzgara que en el último instante se había privado a Hitler de alcanzar la victoria, que ya casi tenía en sus manos y además que el nuevo Gobierno tampoco traía la paz al país. Es el viejo dilema de siempre: si se espera hasta que todo el mundo vea que la victoria es imposible, se pierde toda posibilidad de obtener una paz razonable. La herencia, de todos modos será desastrosa”  

 6-3-43:  “La grave crisis que mencioné  al comienzo de mis últimas notas  (notas referidas a la rendición en Stalingrado, donde además escribe que aunque no se puede asegurar  que la guerra esté perdida,  ya no se puede lograr la victoria y que la posibilidad de inducir a los Aliados a consentir en una paz aceptable es muy problemática, todo ello a la luz de  la fórmula de “rendición incondicional” lanzada en enero de 1943 en la conferencia de Casablanca) desgraciadamente no ha traído la necesaria y tan esperada tempestad “limpíadora” o sea el cambio de régimen, lo único que aun puede ofrecernos la posibilidad de obtener una paz soportable, un saneamiento interior y la reconstrucción de Europa. Son vanos todos los esfuerzos que se hacen para verter hierro candente en  las venas de las personas que son el instrumento de dominio del régimen actual y el apoyo de una política demente y criminal, y esto a pesar de los acontecimientos militares. La forma irresponsable de este “cabo” megalómano y frívolo en llevar la guerra debía haberles empujado, ya que no les basta la descomposición y la destrucción interiores…”     (Lo resaltado es nuestro)

   “…Un grandilocuente discurso de Goebbels  alcanza el colmo de la demagogia salvaje y estúpida contra la “capa superior”  (de la sociedad)…  de esta manera se excita al pueblo, cada vez más, y lo malo es que esto viene de “arriba”. No obstante, ni los borregos militares ni los civiles desaparecen del escenario; ellos mismos se ponen en manos de sus matarifes, contra lo cual no habría nada que objetar si sólo ellos fueran sacrificados, pero, en conjunto, la verdadera víctima es Alemania”

 27-12-43:   “…Los terribles efectos, cada vez más grandes, de los ataques aéreos sobre Berlín producen tan espantosa  impresión que se espera febrilmente eliminar a nuestro régimen para salvar por lo menos lo que aun nos resta para el futuro de Alemania, antes de que una catástrofe acabe  con todo»

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Consultando un libro sobre Martin Heidegger escrito por Víctor Farías, “Heidegger y el nazismo”,  1° edición, Santiago de Chile, Akal Ediciones, Fondo de Cultura Económica, 1998; citando de  su libro “Parmenides” (página 534): 

 (Heidegger):  “Debe saberse que este pueblo histórico  (alemán) si se trata de “vencer”, ya ha vencido y es invencible si es el pueblo de los poetas y los pensadores, si permanece fiel a su esencia y mientras no caiga en la terrible y siempre amenazante desviación de su esencia y se transforme en víctima del desconocimiento de su esencia”

  (Farías): “El radicalismo de Martin Heidegger era conocidoPoco tiempo antes de haber pronunciado estas frases había intentado que la universidad de Friburgo restableciera la disposición por él promulgada de la obligatoriedad del saludo nazi en todas las actividades universitarias, entretanto derogado. En página 538-539,  después de  Stalingrado dice Farías que el filósofo pondrá el acento en el lado de la víctima propiciatoria.: “El mensaje tras Stalingrado en absoluto va a contener un llamamiento a buscar la paz para proteger millones de vidas del todo inocentes, ni siquiera las de los niños-soldados alemanes enviados a la carnicería histórica en nombre del honor y el rango de la sangre. Es por el contrario un llamamiento explícito a asumir la muerte colectiva, a un darse muerte usando al enemigo como agente»    (Lo resaltado es nuestro)

» Y en la hecatombe hacer que surja el adviento revanchista de una nueva oportunidad. O al menos a ganar  “en el espíritu” una guerra que en el espacio y el tiempo estaba perdida desde el inicio…Tampoco ahora Heidegger va a tener ni una sola palabra para  aludir al gigantesco acto terrorista de los nazis y su ejército al invadir Europa “y mañana al mundo entero”. Sólo tendrá adjetivos para transformar a su pueblo en víctima. Pero es una víctima que se prepara para ganar la guerra a otro nivel. Para Heidegger (y no sólo a estas alturas) la filosofía es la guerra con otras armas. Su contragolpe será, por eso, espiritual, porque rige invariablemente la verdad de que sólo en el espíritu se decide lo relevante»

  (Heidegger, en “Heraklit”:  “Sea lo que fuere y como fuere lo que va a caracterizar el destino externo de Occidente, aún no se ha producido la prueba mayor y propia de los alemanes, prueba a la que serán sometidos –contra su voluntad- por los que no saben (los ignorantes), para decidir si ellos (los alemanes), en armonía incluso por encima del desafío a la muerte contra la pequeñez espiritual del mundo moderno, están dispuestos a salvar lo inicial en resplandor invisible…”

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2c/Heidegger_4_%281960%29_cropped.jpg «W 134 Nr. 060678d – Hausen: Festakt, in der Reihe, Kultusminister Storz, Prof. Heidegger, Dichtel». Additional reference : Teilbestand W 134 (Neg. BaWü), Teil 1 – Fotosammlung Willy Pragher: Filmnegative Baden-Württemberg, https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2c/Heidegger_4_%281960%29_cropped.jpg

  (Farías, pag.540): “…resulta absolutamente imposible de perdonar, porque los únicos que podrían hacerlo fueron asesinados, es el llamamiento postrero de Martin Heidegger a la victoria total como única condición de la paz. No la paz que da el mundo, sino la paz del pueblo hacedor de destinos. Heidegger se  hace perfectamente cargo de la situación objetiva, de lo terrible de la eclosión provocada, pero es por completo incapaz de pensar en términos de simple humanidad. Sólo lo grande y definitivo define lo humano, y por eso a la grandeza de la eclosión sólo cabe contestar con la grandeza total. No con la naturalidad del que vive sin más pretensiones que hacer vivible la vida, y des allí dejar que, tal vez espontáneamente, surja algo que es grande  porque todos nos alegramos de ello. En las antípodas de lo que Heidegger denomina “modernidad” estaba el llamamiento a una suerte asalto al cuartel general. Pero un cuartel general en que se encontraba el maestro de muerte y no el multiplicador de la vida:

(Heidegger, “Heraklit”):   “El planeta está en llamas. La esencia del hombre se está deshaciendo. Sólo de los alemanes puede esperarse que tengan sentido histórico universal, siempre que encuentren y sepan preservar lo “alemán”.

 Un comentario acerca del general von Hammerstein, de los primeros altos militares en oponerse al nazismo en: Hans Magnus Enzensberger, “Hammerstein o el tesón”, 1° edición, Buenos Aires, Editorial La Página S.A. 2013, traducción Daniel Najmías; página 238:

  “Ulrich von Hassell apunta en su diario algo que le llamó la atención durante una visita al general retirado en diciembre de 1937:   “En casa de Kurt Hammerstein. Es casi lo más negativo que cabe imaginar en lo que atañe al régimen de “los criminales y los locos”; también tiene pocas esperanzas en el ejército decapitado y castrado”

 En una semblanza que el conde  Carl-Hans von Hardenberg escribió el día de Nochevieja de 1945 también pueden leerse dos o tres cosas sobre las opiniones de su amigo:

 “El general barón Von Hammerstein, hombre muy inteligente que a pesar de su grave enfermedad-murió antes del 20 de julio de 1945- cooperaba muy estrechamente con el capitán general Beck, opinaba que había que abstenerse a cualquier precio de un atentado, pues el pueblo alemán está tan poco dotado para la política que nunca comprendería la necesidad a menos que apurase el cáliz hasta las heces…Sopesamos seriamente esa opinión y no pudimos decir que era incorrecta. Si al final no la seguimos, fue porque concluimos que es obligación de los que ven claro no seguir permitiendo que la juventud alemana muera absurdamente”

De los Diarios de Ulrich von Hassell citados mas arriba transcribo:

pág. 188 y 189; anotación del 1°-8-1942:

 “…Según noticias fidedignas, Hitler siente una gran aversión contra mí y contra Ilse…Rusia ha sufrido grandes pérdidas en diferentes regiones muy importantes (La región de Donetz a caído en poder de los alemanes, 30-7-42) Se mantienen aun en el centro y en el punto angular, entre el centro y el sur, y también han podido escapar en el sur, evitando ser aniquilados…Por otra parte los ingleses efectúan fuertes ataques aéreos, que obtienen considerables efectos morales y materiales. Aún se verán cosas peores. Falta un verdadero “segundo frente”… Los adversarios no pueden hacer ahora la paz con Hitler; sólo pueden apostar al factor tiempo…”   (Lo resaltado es nuestro) Subrayo que esta última frase fué escrita en agosto de 1942, meses antes de la proclamación de la fórmula «rendición incondicional»