Respecto al estereotipo de que la fórmula de “rendición incondicional” obligó al pueblo alemán a seguir en la guerra, se puede ver en realidad la eficacia de esta fórmula confrontando lo dicho por John Lukacs en su libro “El Hitler de la historia- Juicio a los biógrafos de Hitler”, capítulo “Hombre de Estado y estratega”, donde sostiene que Alemania luchó aún dos años y medio después de Stalingrado; Hitler sabía que no podría derrotar a los Aliados y necesitaba una victoria importante para negociar con ellos demostrándoles que conquistar su país y acabar con su régimen sería altamente costoso.
Podría haber un antecedente en lo relatado por Sherwood (“Roosevelt y Hopkins: una historia íntima” Tomo II, 1°edicion, Barcelona, José Janes Editor, 1950, pag.176, traducción de Juan G De Luaces) referente a la utilización de la autoridad del almirante Darlan después del desembarco aliado en África del Norte:
“…No era con todo, Eisenhower el principal objetivo de las críticas que en los EEUU y en Gran Bretaña formulaban la Prensa y la radio. Como Hull se había atribuido inoportunamente el crédito del éxito obtenido en África del Norte, tanto a él como al Departamento de Estado empezó a achacárseles injustamente gran parte de la culpa de un trato que se presentaba como una fea anulación de los principios por los que luchaban las Naciones Unidas. Difundiéronse amplias protestas, que podían resumirse así: “Si hemos llegado a acuerdos con un Darlan en territorio francés, también podremos llegar a lo mismo con un Goering en Alemania o con un Matsuoka en el Japón “
Volviendo a Sherwood, Tomo I, pag 462, ibíd.: “Uno de los más importantes documentos de la época anterior a Pearl Harbor es el denominado: “Cálculo de las Necesidades de Superproducción en los EEUU. Formulado por la Sección de Estrategia Conjunta”. Se trataba de una estimación puramente militar de la situación, solicitada por el Presidente Roosevelt como base del programa de producción. En mi opinión, es uno de los documentos más notables de la historia norteamericana, porque establecía la estrategia básica de una guerra global antes de que nos viésemos envueltos en ella. Llevaba la fecha del 11 de septiembre de 1941 y las firmas de los jefes de Estado Mayor, general Marshall y almirante Stark…punto 8: Si Alemania lograse conquistar toda Europa, podría quizá desear hacer la paz con los EEUU durante unos cuantos años, con el fin de organizar lo ganado, restablecer su situación económica y aumentar sus mecanismo militares, con miras a la conquista de América del Sur y a la derrota de los EEUU. Durante ese período de “paz” parece verosímil que Alemania procurara minar la estabilidad económica y política de los países suramericanos, instaurando en ellos regímenes de testaferros favorables al establecimiento del poderío militar alemán en este continente. En tal circunstancia a Alemania le sería más fácil derrotar a los EEUU. Este concepto no puede ser aceptado como seguro, porque es imaginable también que los alemanes procurasen poner pie desde luego y sin demora en el hemisferio occidental…. Punto 10: Es de creer que el derrumbamiento del régimen nazi por iniciativa del pueblo alemán debe considerarse inverosímil en un futuro próximo; y en todo caso, no sucederá hasta que Alemania esté al borde de la derrota militar. Incluso si se estableciera un nuevo régimen alemán, no es seguro en modo alguno que se aviniera a formular condiciones de paz aceptables para los EEUU.
Punto 11: Dando por ciertas las opiniones expresadas en el precedente parágrafo, es opinión de este organismo que Alemania y sus satélites europeos no pueden ser derrotados por las potencias europeas que ahora luchan contra ellos (11 septiembre 1941).Por lo tanto, si nuestros enemigos europeos (sic) han de ser derrotados, será necesario que los EEUU entren en la guerra y empleen ofensivamente parte de sus fuerzas armadas en el Atlántico Oriental y en Europa y África.” Repito: documento escrito antes de Pearl Harbor.
Y Sherwood, obra citada, Tomo II pag. 330: durante la conferencia de Teherán:
“…Es posible que cuando Churchill publique sus memorias concernientes a esos años, nos revele hasta qué punto influía en su criterio sobre la operación Overlord la creencia de que cabía que se produjese un derrumbamiento interior de Alemania antes de la invasión, en virtud de un levantamiento de los generales alemanes contra Hitler, cosa que sucedió, en efecto, después de la invasión, en julio de 1944. Pero no hay duda de que Roosevelt nunca tomó en serio esa posibilidad como medio de conseguir la victoria total. También en esto influían en él los sombríos recuerdos del armisticio de 1918. Con ocasión de la conferencia “Trident” escribió una declaración aseverando que la fórmula “rendición incondicional” significaba que las Naciones Unidas jamás negociarían un armisticio con el Gobierno nazi, el alto mando alemán, ni ninguna otra organización, grupo o individuos alemanes. Esa declaración no llegó nunca a darse a la publicidad, porque, según manifestaciones del propio Roosevelt, Churchill le disuadió de tal idea. Parece evidente que Stalin concordaba con Churchill en ese extremo, pero también estaba de acuerdo con Roosevelt en que Alemania no podría ser derrotada más que lanzando una abrumadora fuerza armada al Oeste del continente…”
Referente a esta posición de Stalin se puede ver en Sherwood tomo II, pagina 320: en conversaciones efectuadas en Teherán: “…El Mariscal Stalin discutió la aconsejabilidad, como medida de tiempo de guerra, del principio de rendición incondicional, sin definición de los términos exactos de capitulación que han de ser expuestos a Alemania. A su entender, el dejar sin esclarecer la tesis de la rendición incondicional no puede servir más que para unir más al pueblo alemán, mientras el exponer unas condiciones específicas, por duras que fueren, y decir al pueblo alemán que era eso lo que tenía que aceptar, apresuraría, en su opinión, el día de la capitulación germana”. “No consta si Roosevelt hizo, o no, algún comentario sobre ese criterio de Stalin con respecto al tan debatido punto de la rendición incondicional. Pero lo que subsiguientemente ocurrió acredita que no cambió de juicio. “
Vemos en Harold Laski, en su gran obra “Reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo”, Editorial Abril, Buenos Aires, 3º edición, agosto de 1946, traducción de José Otero Espasandin; en el capítulo “Significado del fascismo”, página 128, algo que puede alumbrar la cuestión de que realmente significaba la rendición incondicional para los alemanes, pueblo y gobierno; recordando siempre que fue escrito desde octubre de 1939 hasta su publicación en 1944:
“…Muchos esfuerzos se han gastado en descubrir una filosofía del fascismo. Esfuerzos perdidos. El fascismo es el poder erigido sobre el terror y organizado y mantenido a base del terror y de las esperanzas nacidas de las posibilidades de conquista. Es disciplina de la sociedad para un estado de guerra, con ley marcial permanente, debido a que la nación está forzada a pasar todo breve período de paz en la preparación de la guerra. Subsiste durante la paz en virtud de la intensidad del terror que impone; subsiste durante la guerra en la medida en que los hechos de armas le son favorables. Su autoridad en el período de paz depende, en parte, de su posibilidad de evitar la organización de sus oponentes y, en parte, de las expectativas de próximos beneficios que despierte. En tiempo de guerra la autoridad del fascismo depende de la continua obtención de victorias y del reconocimiento por parte del pueblo de que las consecuencias de la derrota están llamadas a ser pesadas” (Lo resaltado es nuestro)
Y página 161 a 164:
“…La ficción de los forajidos está llamada a tener éxito en tanto no se encuentre con elementos dispuestos a luchar hasta la muerte por desenmascararlos…la voz solitaria que hace su protesta, sobre todo si procede del exterior, no tiene probabilidad de ser oída en tanto naufrague en el clamor de los aplausos que los forajidos organizan en su propio beneficio. Sólo el hombre excepcional escuchará para captar en dicha atmósfera el acento de protesta, a menos que dicho acento consiga imponerse en grado suficiente para desafiar el poder de los forajidos. Es decir, sólo cuando están derrotados como gobierno hay posibilidades de que su poder se eclipse” (Lo resaltado es nuestro)
“…el derrumbe del fascismo depende de uno de dos factores: o debe ocurrir como consecuencia de una derrota exterior o debe crearse una confusión interna…una conspiración, que se despliegue en aquel punto focal en que la fatiga y la incertidumbre han llegado a provocar una extendida desilusión…La esencia de la práctica fascista es quebrantar la voluntad de aquellos que aspiran a resistirse a sus mandatos y dicha voluntad sólo puede recuperar su resolución para oponerse cuando cuenta con perspectivas de éxito. En caso contrario se hunde en aquella apatía de desesperación, que es justamente lo que los forajidos pretenden alcanzar, pues un pueblo desesperado obedece las órdenes que se le den. Todo…induce a creer en la necesidad de una derrota externa para el derrocamiento del fascismo. El hecho de que Mussolini haya permanecido en el poder por más de veinte años y Hitler por más de diez, evidencia que ninguna clase de conspiración a lo Blanqui puede ser efectiva contra ninguno de ellos…Hubiera sido necesario echar abajo la política fatal de “apaciguamiento” que se siguió hasta Munich e incluso después; cuando se decidió abandonar dicha política, después de marzo de 1939 era demasiado tarde, en parte porque el fascismo había acumulado los recursos materiales que creía necesarios para la jugada que estaba preparando y en parte porque la lista de sus éxitos hasta entonces le habían permitido organizar, tanto dentro como fuera, los fundamentos psicológicos apropiados para la aventura. (Lo resaltado es nuestro) La mayor parte del pueblo alemán al menos, aceptaba la idea de la invencibilidad de Hitler y en los países con los cuales la guerra iba resultando inevitable, importantes contingentes de la población estaban dispuestos a creer que la fuerza de aquél hacía cualquier tipo de paz preferible a la guerra. Su derrotismo, como la suerte de Francia había de demostrar, era profundo y se cimentaba en la incapacidad de comprender que la guerra al fascismo exigía movilizar contra él todas las fuerzas espirituales de la democracia. Pero esta movilización a su vez implicaba la necesidad de reconocer que los privilegiados deben mostrarse a sí mismos capaces de grandes sacrificios en la esfera material. Demasiados privilegiados ponían en duda esta necesidad. Ellos deseaban la victoria; pero estaban lejos de comprender el precio que era necesario pagar por ella y los que lo comprendían, como también el caso de Francia ha demostrado, no estaban dispuestos a aceptar una victoria en tales condiciones. Si este análisis es correcto, sílguese que la derrota del fascismo sólo es posible después de una derrota militar, pues sólo esto puede dar al traste con la leyenda de su invencibilidad, sólo esto puede colocar su inmenso mito bajo la luz que ponga de manifiesto su real naturaleza…Por derrota militar entiendo la habilidad de producir, como consecuencia de la profunda resistencia que el fascismo encuentra, primero la duda de que sus líderes puedan cumplir las promesas que han hecho y después la convicción creciente de que, dado que dichas promesas no pueden ser cumplidas, la perspectiva de su derrota es algo que debe ser tenido en cuenta muy seriamente…La ley se reivindicainternacional no menos que nacionalmente, por la certeza de que no consentirá ser violada. Y al nivel de la evolución fascista que ahora hemos alcanzado, esto supone la derrota militar de quienes controlan su evolución. El conflicto que el fascismo, por la índole de su esencial naturaleza, se ha visto forzado a crear, no permite otra alternativa. Debe conquistar o ser derrotado. La civilización no puede por más tiempo permanecer en parte libre, en parte sometida a los gangsters, como no pudieron los Estados Unidos seguir siendo la mitad libre y la otra mitad esclava. Hay normas de vida cuyo cumplimiento no puede admitir compromiso alguno con sus opuestos y el fascismo es una de ellas.” (Lo resaltado es nuestro)
Página 129: “…Debemos comprender cómo la toma del poder por el fascismo ha sido posible y por qué medios puede ser destruido. Porque en una comunidad de naciones civilizadas la necesidad de destruir el fascismo es axiomática. Un sistema que aniquila todos los valores, salvo el del poder, y que está dispuesto, sin contemplaciones, a emplear la guerra como instrumento natural de la política de la nación, o debe ser destruido o esclavizará a la humanidad entera. No hay término medio entre estas dos alternativas. Página 139: “La civilización depende de dos cosas sobre todo: del poder de la razón para extender su imperio sobre el espíritu y los actos de los hombres y, como una función de aquel poder, depende de nuestra capacidad el reemplazar la arbitrariedad en todo hombre o grupo por los principios legales establecidos, dentro de cuyo ámbito la conducta debe ser regulada. La principal acusación del fascismo…se funda en que es esencial para él la negación de estos dos principios. Y en virtud de esta negación se define a sí mismo como el declarado enemigo de la civilización. Es el enemigo de la razón. Y lo es porque reposa en la admisión de que la violencia sin principio alguno es un método justificable de obtener el poder. Está dispuesto a coaccionar siempre que no puede convencer; considera toda doctrina contraria a sus reclamaciones del poder como inválida por el mero hecho de oponerse a sus aspiraciones. Por lo tanto el fascismo contradice la base fundamental de la civilización de Occidente en los últimos cuatro siglos. Para sus líderes la fuerza de un principio no depende del peso de la experiencia humana comprobada que implica, sino del cúmulo de fuerza física que puede movilizar a su favor”
julio 2, 2021 a las 11:58 pm
Muy bueno! muy completo! Espero nuevos artículos. Saludos!
Nadia
julio 3, 2021 a las 12:41 am
Muchas gracias, de a poco, estoy solo en esto, voy a seguir con mas partes de este tema histórico, saludos