Walter Lord, “Increíble victoria”:
El comandante Leslie, jefe del 3 de bombarderos del Yorktown, guió a sus hombres hacia el tercer portaaviones avistado. No se pudo establecer contacto con el 3 de torpederos de Massey. En el SBD de Leslie, su ametrallador Bill Gallagher vio despegar aviones del barco. Habiendo perdido su bomba por desperfecto mecánico, Leslie ametralló al buque en plena picada, seguido de sus hombres. El teniente Lefty Holmberg se hizo cargo del mando, empezaron a recibir fuego antiaéreo. Siguiendo el relato de Walter Lord, “Increíble victoria”, Barcelona, Ediciones G.P., 1969:
Página 178: “A 500 metros de altura (Holmberg) lanzó su bomba. Mientras enderezaba el vuelo, su artillero G.A. Laplant, hizo estallar casi sus auriculares al gritar con júbilo que había conseguido un impacto perfecto y le urgía a que lo viera por sí mismo…Del centro del buque ascendía una enorme columna de humo…»
Se consiguieron blancos en otros buques. Los portaaviones Kaga, Akagi y Soryu fueron hundidos habiendo sido sorprendidos en plena tarea de lanzar aviones con las cubiertas llenas de combustible, aviones y bombas.
Página 184-185: “A Lefty Holmberg no le importaba lo que sucediera ahora. Aunque no consiguieran regresar al Yorktown, habían cumplido su misión. Así pues, cuando empezó a salpicar gasolina por toda la carlinga, no le importó mucho…por fin comprendió que se trataba de fluido hidráulico…”En su vuelo bajo, dedicados a detener los aviones lanzatorpedos, los Zeros no pudieron impedir el ataque de los bombarderos, pero se hallaban en perfecta posición para atacarlos a su regreso…Dos Zeros empezaron a picar sobre McClusky. Como eran mucho más rápidos, a McClusky sólo se le ocurrió hacer una cosa. Cada vez que uno de ellos picaba, él se volvía con brusquedad hacia el atacante. Esto proporcionaba al japonés, por lo menos, un blanco más difícil, y a su propio artillero, Chochalousek, una oportunidad de poner a prueba la destreza adquirida recientemente en la Academia…una ráfaga japonesa dio de lleno en el aparato de McClusky. El lado izquierdo de la carlinga saltó hecho trizas y él sintió como si hubiera sido golpeado en el hombro con un martillo pilón. Estaba seguro de aquello era el fin. Cesaron los disparos. ¿Le habrían dado también a Chochalousek? McClusky lo llamó por el interfono, pero no hubo respuesta. Sentía un intenso dolor en el hombro, pero consiguió volverse. (Pag.186): Chochalousek continuaba allí, ileso, mirando hacia popa y con las ametralladoras dispuestas. Había derribado un Zero y los otros se habían marchado “(las negritas son nuestras)
La “lógica” de Chochalousek: “El SBD continuo volando, ostentando numerosos recuerdos del duelo. El aparato había recibido 55 impactos, sin contar unos cuantos más debido a Chochalousek. Observando que los cañones gemelos de su ametralladora estaban separados unos veinte centímetros, no veía razón por la que no pudiera disparar por ambos lados del timón al mismo tiempo. Afortunadamente, el timón se hallaba todavía en condiciones de permitirles el regreso»
“El artillero F.D.Adkins, del avión del alférez Pittman, tuvo una especie diferente de aventura con su ametralladora Se le había salido de su soporte durante el vuelo en picado, pero Adkins se las arregló para sujetarla y sostenerla. Luego, mientras se alejaban, atacó un Zero. Apoyando la ametralladora en el fuselaje, Adkins abrió fuego y derribó al caza. Nadie supo jamás cómo lo hizo; la ametralladora pesaba casi ochenta kilos y el era un joven más bien débil que ni siquiera pudo levantar la ametralladora cuando estuvieron de vuelta en el Enterprise”
“Y los hubo, naturalmente, que no consiguieron escapar. Un Zero acribilló los depósitos de gasolina del teniente Penland…otros simplemente, se desvanecieron, a veces sin una sola palabra, a veces con una breve llamada por radio para decir que estaban siendo derribados.”
El alférez George Gay pudo ver los ataques a los portaaviones flotando con la cabeza escondida bajo cojín usado en su aparato. Página 189: “Los SBD parecían lanzarse en picado a más velocidad y durante más tiempo de lo que los había visto hacer nunca en los ejercicios”
Los japoneses lograron acertar en el Yorktown, posteriormente se hundiría tras una tarea titánica de la tripulación para salvarlo. El comandante Leslie decidió amerizar junto al Astoria, no pudiendo aterrizar en algún portaaviones. Página 216:
“Los hombres del 3 de bombarderos consideraban a Leslie el piloto más metódico y según la leyenda del escuadrón, se posó tan cerca del Astoria que no tuvo más que caminar por el ala del avión para llegar a la escala del buque. No le faltó mucho. Se detuvo a unos 45 metros del crucero pero, al lanzar el boto de goma, Bill Gallagher observó que Leslie se quedaba en el interior de la carlinga, al parecer desplomado sobre sus instrumentos. Creyendo que había quedado aturdido por la sacudida, Gallagher se acercó para sacarlo de allí. Pero no le pasaba nada. El metódico Leslie estaba, simplemente, desconectando todos los botones de su tablero de mandos antes de abandonar su SBD que se iba hundiendo” (Se nos antoja que la esposa de Leslie viviría de parabienes con el clásico marido austero y metódico que antes de ir a dormir recorre la casa apagando luces y revisando cierres y cerraduras…)
“Brazier the brave”: “No fue tan fácil para el teniente Esders. Tripulando uno de los dos TBD del 3 de torpederos, para escapar de los japoneses, Esders inició el regreso con un depósito de combustible agujereado y su artillero Mark Brazier herido de gravedad. Luego se le unió Corl con el otro avión superviviente del escuadrón…Esders preguntó a Brazier si podía cambiar las bobinas de la radio para captar las ondas del Yorktown. Brazier contestó con voz débil que se encontraba muy mal y que no creía que pudiera. –Muy bien. Respondió Esders, desechando esa esperanza. Pero diez minutos después Brazier llamó y dijo que había conseguido cambiar las bobinas después de todo…gracias al supremo esfuerzo de Brazier, Esders captó por fin la señal del Yorktown. Cuando le faltaban diez millas para llegar hasta el portaaviones, se quedó sin gasolina y descendió planeando sobre el mar. Sólo entonces vio de verdad el mal estado en que se encontraba Brazier. Tenía terribles heridas en las dos piernas y había recibido siete disparos en la espalda. Ayudado a subir al boto de goma, Brazier sabía muy bien que aquello era el final. Sin embargo conversaba, inteligentemente, diciendo que lamentaba no poder hacer más”
Durante el ataque al portaaviones Soryu dirigido por el teniente Earl Gallagher, los cazas Zero atacaron a los americanos, derribando a varios, la cubierta del Soryu era la única que tenían para posarse. Página 245:
“Pareció al principio que el portaaviones podría escapar. Su brusco viraje, los Zeros, una súbita erupción del fuego antiaéreo, todo parecía estar en contra de los bombarderos…una dos, tres bombas cayeron sobre el buque en rápida sucesión…su cubierta de vuelo se había convertido en un infierno”
Los B-17 atacaron al Hiryu. Página 246: “Era una penosa misión para el mayor George Blakey que mandaba la escuadrilla de seis B-17, en ruta desde Hawai a Midway. Acudían para reforzar la exigua fuerza de bombarderos pesados de la base –habían estado volando durante más de siete horas– y ahora, cuando estaban ya casi a la vista de la isla Eastern (Midway) les ordenaban que atacaran a la Flota japonesa, antes de aterrizar. Tenían poca gasolina; los hombres estaban cansados. Era una misión difícil en cualesquiera circunstancias y más difícil aun para hombres que no habían entrado nunca en combate” Página 247: “Al dirigirse la pequeña escuadrilla hacia el portaaviones, abrieron fuego todos los buques de su escolta. Los Zeros hormigueaban en torno de ellos y como dijo uno de los pilotos, “sin tener donde aterrizar, aquellos tipos se mostraban realmente temerarios”…Pero los B-17 consiguieron pasar. Escabulléndose de los cazas, continuaron avanzando, dejaron caer sus bombas y emergieron intactos al otro lado…Carentes de experiencia, habiendo salido hacía un año, aproximadamente, de la Academia, era una experiencia fantástica para la mayoría de ellos” Otros grupos de B-17 procedentes de Midway se unieron al ataque. Después de hundir los cuatro portaaviones japoneses, Spruance ordenó rumbo Este.
Página 265: “Muchos de los oficiales veteranos de Halsey se mostraban abatidos. Ellos nunca habrían actuado así, decían. Parecía una perfecta oportunidad para asestar el golpe definitivo al resto de la flota de Nagumo. Todo el poderío japonés había desaparecido, era evidente; todos los pilotos lo juraban. Aquel, pues, era el momento propicio para una persecución total. Quizás un ataque nocturno con torpedos; o los bombarderos podían asestar el coup de grace al amanecer. Sólo con eso bastaría. ¿Por qué no podía verlo Spruance?
Spruance podía verlo. Era una gran tentación, pero había también otros factores. El era todo lo que Nimitz tenía, y nadie sabía lo que podrían hacer los japoneses. Yamamoto tenía aun su gran colección de cruceros y acorazados; quizás, incluso, otro portaaviones en alguna parte. Desde luego, el enemigo poseía fuerza suficiente para borrarlo de la faz del océano…suficiente todavía para tomar Midway si las cosas le salían bien. Como más tarde escribió en su informe a Nimitz:
“No me parecía justificado correr el riesgo de un encuentro nocturno con fuerzas enemigas tal vez superiores, pero, por otra parte, no quería estar demasiado lejos de Midway a la mañana siguiente. Deseaba estar en una posición que me permitiera o bien perseguir a las fuerzas enemigas en retirada, o bien frustrar un intento enemigo de desembarco en Midway…”
Un último ataque de los bombarderos del Enterprise y del Hornet no tuvo éxito. De regreso; página 278: “Las dificultades importantes comenzaron cuando…emprendieron el regreso. Estaba ya realmente oscuro, y los pilotos sabían muy poco acerca de aterrizajes nocturnos en portaaviones. (Lo resaltado es nuestro) A bordo del Enterprise, el capitán George Murray encendió sus luces de cubierta para ayudarles. Robin Lindsey, el oficial de señales de aterrizaje, alternaba unos canaletes con varillas iluminadas. Resultó que habían aterrizado también cinco de los aparatos del Hornet. Totalmente inexpertos, sus pilotos estuvieron encantados de aterrizar en el primer portaaviones que vieron. En compensación, un avión del Enterprise aterrizó en el Hornet.
La histórica decisión de Mitscher.
“El teniente Ruff Johnnson, que mandaba el 8 de bombarderos, no pudo encontrar ningún portaaviones. (Lo resaltado es nuestro) Su señal no funcionaba; sus tanques estaban casi vacíos. Llamó a su artillero McCoy y le preguntó si sabía nadar. McCoy respondió que no, así que le dijo que sacara su librito de instrucciones para caso de emergencia y aprendiera rápidamente. Luego, en el último minuto, divisaron la escuadra y Johnnson pidió al Hornet que encendiera sus luces de posición. Marc Mitscher hizo algo mejor que eso. Aquellas aguas eran peligrosas –podía haber submarinos enemigos al acecho- pero los aviadores eran sagrados para Mitscher y no vaciló un momento. Dos reflectores lanzaron su chorro de luz hacia el cielo. Johnnson aterrizó sin que le quedara siquiera la gasolina necesaria para moverse por la cubierta de vuelo. A. detenerse, su mecánico saltó sobre su ala, lleno de júbilo:
-Capitán, hijo de la grandísima, nos alegramos de verle… ¡Oh, perdone!”
Yamamoto ideo tenderles una trampa a los americanos. Tenía al portaaviones Zuiho, seis cruceros y ocho destructores, además del Yamato y bombarderos de tierra. Página 289:
“El almirante Spruance tenía la impresión (“una intuición, quizás”) de que había avanzado ya bastante hacia el Oeste. Se hallaba a más de 400 millas de Midway y estaba decidido a mantenerse fuera del alcance de los aviones japoneses con base en Wake. Además, le quedaba poco combustible, tenía pocos destructores y había perdido muchos excelentes pilotos. Por sus paseos por la cubierta de vuelo, él también percibía lo cansados que estaban los otros. Poco después de las siete de la tarde…la 16 escuadra viró y comenzó a navegar hacia el Este”
Citación a Robert B.Brazier: «Defendió su avión con su ametralladora contra abrumador fuego enemigo hasta quedar mortalmente herido. Después de reportar su condición, valientemente compuso elementos esenciales de la radio que permitieron al piloto retornar a su portaaviones. Por estas acciones, Brazier fué condecorado, póstumanente, con la Cruz de Vuelo Distinguida»
Film de John ford , «Escuadron torpedero 8»:
https://www.youtube.com/watch?v=IsK1PeoMfNQ
East Liverpool Sociedad histórica, Midway, incluye asesinatos de tripulaciones rescatadas por los japoneses: alférez Wesley Osmus y alférez Frank O´flaherty y radiotelegrafista Bruno Gaido:
http://www.eastliverpoolhistoricalsociety.org/Midway,.htm
Documental “THE FIGHTING LADY” (1944) (You Tube): https://www.youtube.com/watch?v=B5JbXRDOP60.
Documental oficial de la USNavy con filmaciones en zonas de combate hechas por camarógrafos de la Marina bajo la supervisión del comandante Edward J.Steichen, narrada por el teniente Robert Taylor USNR (Reserva Naval) Recorrido por el portaaviones Yorktown en todas sus partes y tareas durante los años 1943-1944. 3.000 hombres componían la tripulación, la mayoría en sus 20-23 años, no eran de carrera.
Why Are There 100+ Sunken WW2 Warplanes At The Bottom Of Lake Michigan? | Heroes on Deck | Timeline
You tube:
Antes de Pearl Harbor, la Marina de EEUU entrena pilotos de portaaviones en el lago Michigan, otro ejemplo de previsión y capacidad técnica durante 1940-41. Pruebas de electrónica, de radar, en secreto, personal conscripto de 18-19 años, muchachos recién salidos de la secundaria. Presta testimonio el veterano Grant Young quien entrenó en el lago y peleó en el Pacífico siendo uno de los pilotos que hundieron al Yamato. Su torpedo hizo blanco y prestar atención cómo recuerda el impacto y la cantidad de marineros japoneses que murieron. Para 1940 sólo existían tripulaciones de aviación naval con estricto personal profesional que entrenaron y guiaron al combate a los nuevos.
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