Página 392: Deutscher añade el siguiente matiz:  “Formalmente, por supuesto, la Gran Bretaña no había tenido ninguna obligación con Checoeslovaquia o Rusia, pero puesto que Chamberlain, más bien que Daladier había sido el iniciador del convenio de Munich, la Gran Bretaña también infligía el insulto y el daño. En medio de la crisis Stalin le ordenó a Litvinov decirles a los checos que Rusia estaba lista para ir a la guerra en defensa de Checoeslovaquia siempre y cuando que los franceses también cumplieran con su obligación…Puesto que Francia, violando su compromiso, no cumplió con su obligación, Rusia no tenía por qué cumplir con la suya; pero no violó ningún compromiso. La partición de Checoeslovaquia alteró el equilibrio de fuerzas en Europa Oriental en grave perjuicio de Rusia. El riesgo, a los ojos de Stalin era mayor en 1939, que en 1938. Su sospecha de que el Occidente trataba de lanzar a Alemania sobre Rusia se vio reforzada entonces, y al mismo tiempo, paralelamente aumentó su deseo de volverle las espaldas al Occidente”  

 Aquí otra vez encajan los conceptos de Jean-Paul Sartre, “Cuadernos de guerra, noviembre 1939-marzo 1940, 1° edición, Barcelona, Edhasa, 1987, página 371: “Fue la burguesía la que impidió la guerra en el año 38 y decidió capitular en Munich, por miedo más a la victoria que a la derrota. Temía que la guerra resultara beneficiosa al comunismo. En septiembre del 39, por el contrario, la guerra recibe el beneplácito de la burguesía porque el tratado germano-ruso ha desacreditado al comunismo, y porque ahora está claro que esta guerra, librada directa o indirectamente contra los soviéticos, irá necesariamente acompañada por una operación de política interior. El partido comunista será disuelto. Lo que no han podido hacer diez años de política, la guerra lo conseguirá en un mes. Esta es, a mi juicio, la razón principal de la adhesión de la burguesía a la guerra. Bajo su aspecto de guerra nacional, se trata en gran medida de una guerra civil. Mientras que muchos de nosotros luchamos contra la ideología hitleriana, se liquida bajo mano todo lo que queda de la ideología comunista La guerra en 1938 podría ser ocasión para una revolución. En 1940 es ocasión para una contrarevolución. La del 38 habría sido una guerra “de izquierdas”, la del 39 es, en cambio, una guerra “de derechas”. Hitler ha tenido la torpeza de no ver que en el 38 las democracias capitalistas se defendían en dos frentes: a la vez que las ambiciones nazis las amenazaban en su imperialismo, la acción comunista las amenazaba en su constitución íntima. No querían la guerra para no tener que defenderse en dos frentes a la vez. Al formar un frente único con Stalin, Hitler les proporciona un alivio permitiéndoles expulsar al comunismo, considerado en adelante como un peligro exterior. Y seguramente contaba con mantener ambos frentes, contaba con la disgregación del “Frente moral”. Pero ¿cómo no tuvo en cuenta la rápida represión que los gobiernos burgueses iban a estar contentísimos de aplicar?”

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Este párrafo magistral de Sartre fue escrito en marzo de 1940.Respecto a la guerra civil que se libraba en Francia, lo mismo venía ocurriendo casi en cada país de Europa, siendo el extremo más trágico y concluyente la Guerra Civil Española. Por algo los 8 meses de drole de guerre, con la fantasía de intervenir en Finlandia o bombardeos al petróleo del Cáucaso. Sartre dice “lo que no han podido hacer diez años de política…”: ¿desde 1930?: hay mucho más: 21 años de intervenciones políticas, económicas y militares contra la Unión soviética desde 1918 a 1939. Habrá  que observar que Sartre dice “…ocasión para una revolución” y no: “ocasión para la revolución”. El juego principal era que Hitler atacara a la URSS. ¿Qué  tan efectivamente  peligrosa  y dañina fue la acción comunista  en Francia?: en este aspecto hay precisiones  en el libro de Pertinax.

 Prosigue inexorablemente Isaac Deutscher, obra citada, página 392:  “La cláusula no escrita del Pacto de Munich fue la de mantener a Rusia fuera de Europa…Con alguna anterioridad a Munich, cuando los franceses y los rusos aún discutían la acción conjunta en defensa de Checoeslovaquia, los gobiernos polacos y rumano se negaron categóricamente a permitir el paso de tropas rusas a Checoeslovaquia”  Página 393:  “Le negaron al Ejército Rojo el derecho de tránsito no sólo porque temían al comunismo sino porque coqueteaban con Hitler…Debe de haber sido poco después de Munich cuando la idea de un nuevo intento de reacercamiento con Alemania cobró cuerpo en la mente de Stalin”

 (Durante la década del 30 tuvieron gobiernos reaccionarios, dictatoriales o derechas autoritarias  países como España, Portugal, Hungría, Rumania, Bulgaria, Finlandia, Polonia, Letonia, Estonia, Lituania, Austria, Italia, Grecia…Turquía. En Bélgica había una división solapada entre las fuerzas democráticas y el rey de tendencias fascistas. En Francia existía una franca  enemistad entre las derechas y  las izquierdas. Gran Bretaña fue la cuna del apaciguamiento)  Agregamos  la nómina de agresores contra el naciente Estado soviético en 1919, tomada del libro de Michael  Sayers  y Albert E. Kahn, La gran conspiración contra Rusia, Buenos Aires, Editorial Lautaro, 1949, página 87:

 “Cuando llegó el verano de 1919, ya las fuerzas armadas de 14 Estados habían, invadido, sin declaración de guerra, el territorio de la Rusia Soviética. Eran ejércitos de: Francia, Japón, Alemania, Italia, Estados Unidos, Checoeslovaquia, Gran Bretaña, Serbia, China, Finlandia, Grecia, Polonia, Rumania, Turquía, además de los ejércitos blancos contrarrevolucionarios”

  Stalin habló en marzo de 1939 en el XVIII Congreso del Partido.  Página 394: Afirmó que “la nueva guerra imperialista ha arrastrado dentro de su órbita a más de 500 millones de seres, extendiendo su campo de acción desde Tientsin, Shanghai y Cantón, a través de Abisinia, hasta Gibraltar” ;“…señaló la relación entre una crisis económica inminente y la guerra, tachando a Alemania, Italia y el Japón de “países agresores”. Examinando el trasfondo económico de la diplomacia, subrayó la supremacía económica y militar potencial de los Estados Unidos y Gran Bretaña. El realismo de sus observaciones residía no sólo en la correcta valoración de las potencias, sino también en el supuesto tácito de que los Estados Unidos entrarían a la larga en la guerra, supuesto que en aquel momento parecía exagerado. A continuación atacó en duros términos el apaciguamiento occidental:  “La guerra la llevan los Estados agresores, lesionando en toda medida los intereses de los Estados no agresores, ante todo de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, mientras éstos se repliegan y ceden, haciendo a los agresores una concesión tras otra”. Argumentando rigurosamente, analizó los móviles de los apaciguadores: su temor a la revolución, su actitud de neutralidad frente a los agresores y sus víctimas y su deseo de dejar que Alemania y Rusia “se debiliten y agoten entre sí, para luego, cuando ya estén suficientemente quebrantados, aparecer en la liza con fuerzas frescas  y dictar a los beligerantes ya debilitados las condiciones de paz” Sugería que Rusia no estaba dispuesta a empeñarse en una lucha aislada, pero sí a ingresar en una amplia coalición antinazi… Página 395:   “Exhortó a Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos a tomar medidas resueltas contra los agresores y tronó contra el apaciguamiento”

 El 18 de marzo, día en que Litvinov denunció la ocupación nazi de Praga, la Foreign Office británica preguntó cuál sería la actitud de Rusia si Rumania fuera víctima de una agresión. Moscú propuso una conferencia de la Gran Bretaña, Francia, Rumania, Polonia, Turquía y Rusia conferencia que, en las circunstancia prevalecientes, hubiese constituido de hecho una confederación anti alemana. Chamberlain se negó a considerar siquiera la proposición: ver Winston Churchill, The Second Worl War, volumen I, p.273 y L.B.Namier, Diplomatic prelude, p.83 y Istorya Diplomatii, vol.III, p.673. Una proposición similar hecha por Moscú después de la conquista nazi de Austria también había sido rechazada”

 Continua página 395: “ Y unos días más tarde  (Chamberlain) anunció el pacto de ayuda mutua anglo-polaco, seguido rápidamente por garantías  británicas a la independencia e integridad de Rumania y Grecia. Sólo después de que la Gran Bretaña se comprometió así, contra su tradición, en Europa oriental, su diplomacia efectuó un débil acercamiento a la potencia más importante en aquella parte del mundo. El 15 de abril se le preguntó a Rusia si estaría dispuesta a garantizar las fronteras de Polonia y Rumania…una garantía unilateral”

 Página 396: “El 17 de abril la diplomacia de Stalin se movió en dos sentidos opuestos. Stalin se negó a comprometerse…ofreciéndole una garantía unilateral a Polonia y Rumania. En lugar de ello propuso la firma de una alianza y tratado militar entre la Gran Bretaña, Francia y Rusia, después de lo cual las tres potencias garantizarían conjuntamente contra la agresión a todos los países entre el Báltico y el Mar Negro”   (Hay que retener esta fecha del 17 de abril, ese mismo día hubo un sondeo del embajador soviético en Berlín para un posible reacercamiento ruso-alemán)

 “Stalin observó las reacciones a sus dos ofertas. Las de París y Londres fueron sumamente desalentadoras. Las potencias occidentales, al parecer, deseaban poder recurrir a Rusia como a un aliado en reserva, pero estaban decididas a evitar una coalición formal o, cuando menos a privarla de toda influencia real en los destinos de tal coalición. Consideraban que el poderío militar de Polonia era igual, si no superior, al de Rusia. Los países entre el Báltico y el Mar Negro declararon una vez más, estentóreamente, que no querían una alianza con su vecino. Los gobiernos bálticos temían que la libertad de acción militar en sus territorios, que Stalin exigía para sí, implicara una amenaza a su independencia. Los hechos posteriores demostrarían que la amenaza era del todo real; pero también era cierto que los argumentos de Stalin eran poderosos: no era razonable pedírsele que incurriera en  el riesgo de  una guerra si no se le permitía defender las vías de acceso a Leningrado y Moscú por el Báltico…Apoyándose en las objeciones de los pequeños vecinos de Rusia, los gobiernos occidentales rechazaron las propuestas rusas. Sus escrúpulos le parecieron hipócritas a Stalin, puesto que la Gran Bretaña había dado garantías a Rumania y Grecia sin solicitar previamente el consentimiento de esos países. Aún ahora, pensó, no podía esperar sino obstrucción y afrentas de Londres y París”

 El 3 de mayo cesó Litvinov como ministro de Relaciones Exteriores entrando Molotov en su lugar.

Página 397: “El 19 de mayo el Primer Ministro británico hizo unas cuantas alusiones particularmente despectivas sobre Rusia en la Cámara de los Comunes. Ese día Lloyd George hizo unos de sus formidables ataques contra Chamberlain, señalando que, al igual que en 1914, las potencias occidentales no podían ir a la guerra contra Alemania sin contar con Rusia. Chamberlain trató de refutar la analogía con el siguiente razonamiento:  En aquel entonces (1914) Rusia y Alemania tenían una frontera común y Polonia no existía; pero es motivo de satisfacción pensar que, en caso de vernos envueltos en la guerra, hay una gran nación viril en las fronteras de Alemania, nación que, bajo los términos de este acuerdo, está comprometida a darnos toda la ayuda y el auxilio que pueda…La participación directa de la Unión Soviética en este asunto podría no coincidir del todo con los deseos de algunos de los países en cuyo beneficio o en cuyo nombre se formalizaron estos acuerdos”

 En el mismo debate, Churchill presionó al gobierno  para que concluyera un pacto con Rusia “en la forma amplia y sencilla propuesta por el gobierno soviético ruso” “Si usted está dispuesto”, dijo Churchill, “a ser aliado de Rusia en tiempos de guerra… ¿por qué no habría de querer serlo ahora, cuando precisamente en virtud de esa alianza podría evitar el desencadenamiento de esa guerra? Yo no alcanzo a entender todos estos refinamientos de la diplomacia y la dilación…” (L.B.Namier, Diplomatic Prelude, pag.167-169)  Si Churchill no podía entender esos “refinamientos”, ¿por qué asombrarse de que los mismos le parecieran completamente siniestros a Stalin?”

 Este debate fue el 19 de mayo, más que nunca, las negritas son nuestras.